domingo, 18 de mayo de 2014

Enseñar, aprender dos veces.



Hace unos días leí un comentario en el que una mujer, no sé si vinculada a la educación o no, afirmaba que cada vez tenemos peores profesores porque hay peores alumnos. Además del contenido de la frase en sí, me sorprendió la rotundidad con la que lo afirmaba, argumentando que ni siquiera se podía hablar de aprendizaje porque el problema ya no era si medirlo o no, sino que ni siquiera existía. Es decir, hay profesores “malos” porque cuando fueron alumnos los han enseñado mal. Entendido así la educación sería como un círculo vicioso, a mi juicio, en el que sería difícil salir de él.

¿Quiere decir esto que a lo largo de toda la historia se ha enseñado mal? O dicho de otra manera ¿Son mejores los alumnos y los profesores de antes que los de ahora?

Podemos juzgar o criticar el sistema educativo actual, pero entrar en generalizaciones tan amplias es un error. Nadie puede saber si antes se aprendía más o menos que ahora, ni si los profesores que había eran mejores o peores que los actuales. Han existido profesores formados en y para el siglo XIX y existen profesores formados en y para el siglo XXI. La forma de enseñar, los contenidos, la metodología e incluso los objetivos no son los mismos porque la educación como casi todo en la vida sufre modificaciones, variaciones, cambios o llámese como quiera.

Pensar que ahora los profesores no tienen “mano dura” con los alumnos porque hace 100 años funcionaba eso de pegarles con una regla no quiere decir que sea lo mejor.

Pensar que saber sumar o restar, o saberse la tabla del 9 “de carrerilla” es imprescindible en la vida porque antes lo fue, no quiere decir que lo sea ahora.

Pensar que los alumnos de antes eran más disciplinados porque antes de entrar a clase se rezaba el padre nuestro y no se sentaban en la silla hasta que lo hiciera el profesor, no quiere decir que lo sea ahora. Oigan, no se confundan, lo fue para aquel momento.

Probablemente hace 100 años era impensable tener una pizarra “táctil” y utilizaban tiza y borrador porque era lo que existía o más bien lo que había. Con esto quiero decir que la educación debe estar adaptada al momento que vive. No podemos o mejor dicho, no debemos seguir enseñando con escuadra y cartabón cuando vivimos en la llamada “era tecnológica”.  En mi opinión, llegará un momento en el que la tecnología nos acabará absorbiendo si difícilmente no aprendemos a vivir con ella.  

En cualquier caso, generalizar que TODOS los profesores son malos y meterlos a todos en el mismo saco me parece injusto. No cabe pensar que quizás el profesor no se entienda con los alumnos o no tenga una gran capacidad para transmitir aunque sea una persona con grandes conocimientos. Puede incluso que sea un experto en su materia, que además investiga, se actualiza, pero no sepa como motivar a sus alumnos. Mejor pensar que el profesor es malo y ya. Lo que si he podido apreciar a lo largo de mi vida estudiantil con respecto a los profesores es que el buen profesor ama la asignatura que imparte. Le gusta, le interesa y le importa. El buen profesor hace llegar a sus alumnos (tanto a los brillantes y a los inicialmente indiferentes, como “al tontito” que se metió en esta carrera tras una ESO mediocre y un bachillerato sin pena ni gloria que no le daba para otra cosa) esa fascinación que él siente, ese interés por la materia que imparte. Yo misma he entrado en una clase pensando en algo y he salido pensando totalmente lo contrario. Pero no sólo eso, sino que además tenía argumentos para defenderlo. Creo que es ahí precisamente donde radica la diferencia entre unos profesores y otros. Aún así, no podemos afirmar con tal alebosía que cada vez hay peores profesores porque hay peores alumnos. Creo que que ser un buen maestro va mucho más allá de haber sido un buen alumno. Como mi propio blog se titula, la educación de hoy, la educación de ayer... ¿la educación de siempre? La respuesta es obvia.  

“El educador mediocre habla. El buen educador explica. El educador superior demuestra. El gran educador inspira”. Maruja Torres

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